A petición popular voy a contaros más historias de Galines Pequeñines.... qué ganas tenía de meter esta frase, da por un lado esa sensación de "me encanta ser leído y responder a vuestras necesidades humorísticas" y por otro lado la de "si este post resulta ser una mierda, haber elegido la otra opción". En cualquier caso, los votantes de "turismoRunner" no os preocupéis, caerá.
Previously on La Aldea (otra gran frase que
estaba deseando meter) hablamos de una infancia de cuatro niños en una sola casa
y una madre con una técnica de lanzamiento de babucha envidiable. Una madre
que, como todas, tenía una paciencia casi infinita, lo cual era un reto para
los retoños, que buscábamos mil y una formas de llegar al babuchazo.
Yo creo que mis padres tenían
más miedo a que lloviera que el niño de Los Gremlins, no es que nosotros nos multiplicáramos
con el agua, es que no podíamos salir a jugar fuera… Había que quemar energías, y jugábamos dentro. Haciamos Olimpiadas Indoor
Esto queria hacer yo
En atletismo haciamos de todo, correr por los pasillos, relevos, pero no molaba mucho, la casa es pequeña y nos chocabamos con las sillas; el rey era el salto, sin duda.
Teníamos una técnica que llamabamos la catapulta: uno de mis hermanos se tumbaba boca arriba y doblaba las piernas, yo me subía y me lanzaba con todas sus fuerzas... fácil aterrizaje de pie. El riesgo estaba en el exceso de empuje y que me estampara contra la pared. Pero eso sabía a poco y un día decidimos que yo podía llegar mucho más lejos si me cogían entre dos, cada uno de una mano y un pie, y me lanzaban. ¡Eso sí fue volar!
Teníamos una técnica que llamabamos la catapulta: uno de mis hermanos se tumbaba boca arriba y doblaba las piernas, yo me subía y me lanzaba con todas sus fuerzas... fácil aterrizaje de pie. El riesgo estaba en el exceso de empuje y que me estampara contra la pared. Pero eso sabía a poco y un día decidimos que yo podía llegar mucho más lejos si me cogían entre dos, cada uno de una mano y un pie, y me lanzaban. ¡Eso sí fue volar!
Para garantizar la seguridad la pista de
aterrizaje fue mi cama, pero nos falló la señalización y no caí exactamente en
el colchón sino que le pegue con la barbilla a la estructura y más de 30 años
después sigo siendo la única persona que he conocido a la que han cosido la
lengua, literalmente.
El baloncesto era todo un ejercicio de
imaginación; la pelota era de papel (prohibidas las pelotas dentro de casa, que
rompéis cosas), había que bajarla al suelo para no hacer pasos. La canasta
dependía de los jugadores, de pequeños jugábamos en una lámpara con pantalla a
la que llegábamos a hacer mates (yo creo que mis padres tenían un presupuesto
para pantallas), al crecer esa lámpara se quedó muy bajita y la canasta pasó a ser el hueco que queda entre una puerta abierta y la pared.
La misma puerta entreabierta, hacía de red de Voleibol y Badminton
Acordarse de apagar la bombilla, que se funde
La misma puerta entreabierta, hacía de red de Voleibol y Badminton
Con intención de hacer tiro con arco y tiro deportivo le pedimos a mis padres una diana y un arma de fuego. "Ni locos, que llenáis
de agujeros las paredes" así que nos usábamos unos a otros de diana, pero no
duró mucho, dolía.
Un día mi madre se fijó en la pared, llena de
agujeros rodeando un cuadro regalo del día del padre (que demostración de amor
de mis padres, era un cuadro feísimo y allí estaba, en la pared porque lo había
hecho su hijo)… efectivamente, no nos compraron diana, pero teniamos una dibujada en la parte
de atrás del cuadro, y nos haciamos unos dardos con palillos, una aguja, papel y celo... Un buen carabanchelero ha de saber hacerse un arma con cualquier cosa.
Taekwondo y Boxeo eran deportes de desfogue, uno cogía
un cojín grande (de los asientos del sofá) y se lo ponía de protección. Los
otros le dábamos un solo puñetazo o patada en el cojín. Cuando yo (el pequeño) tenía
que sujetar el cojín me ponían cerca de la cama para aterrizar en blando (aún
no sé que falló en mi accidente, lo teníamos todo dominado). Bueno, también soliamos terminar practicandolos sin cojines, y sin reglas.
Mientras recuerdo, escucho:
De cuando en cuando mis padres cedían
con algo y una de las cesiones fue una red de tenis de mesa de esas que se
ponen en la mesa del comedor. El anuncio decía “no deja marca”, si les pillan
los de AutoControl los deportan.
Publicidad Sincera, ejemplo visual
La mesa tuvo el resto de su vida
dos circulitos marcados de sujetar la red; menos mal que su vida no fue muy
larga, la red no era lo peor, lo peor eran las marcas de los pelotazos y que
nos subíamos encima a jugar al tenis… ¡¿qué?! el tenis es como el tenis de mesa
pero los jugadores han de estar dentro de la pista y no alrededor.
Mientras recuerdo, escucho:
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